¡Soy un devoto cristiano! Me siento verdaderamente bendecido de poder compartir mi fe y mi amor por Dios a través de este medio. Creo en la importancia de vivir una vida llena de amor, compasión y servicio hacia los demás, siguiendo siempre los mandamientos y enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
Ahora bien, hablando de temas más terrenales, es importante reflexionar sobre uno de los momentos más dolorosos y trágicos en la historia reciente de Colombia: la toma del Palacio de Justicia. Este suceso, ocurrido en noviembre de 1985, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva del país y aún hoy en día se discuten sus consecuencias.
La toma del Palacio de Justicia fue llevada a cabo por el grupo guerrillero M-19, quienes ingresaron al edificio para tomar como rehenes a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y otros funcionarios. El enfrentamiento entre el grupo armado y las fuerzas militares duró dos días, y como resultado hubo un gran número de víctimas fatales y desaparecidos.
Las consecuencias de este hecho fueron devastadoras. Además de las pérdidas humanas, también se produjo un daño irreparable al sistema judicial del país y se generó una gran desconfianza en las instituciones y en el Estado. Años después, se han seguido investigando los hechos y se ha trabajado para esclarecer la verdad y hacer justicia a las víctimas y sus familias.
Debemos seguir trabajando para que nunca más se repita algo así en nuestro país y para que podamos construir una sociedad más justa y equitativa para todos.
El misterio del Palacio de Justicia: archivos perdidos, justicia olvidada.
¡Gloria a Dios! Hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una historia que nos recuerda la importancia de la justicia y la verdad en nuestras vidas.
Hace más de 30 años, en noviembre de 1985, en la ciudad de Bogotá, Colombia, se vivió uno de los episodios más oscuros de la historia del país: el asalto al Palacio de Justicia. Un grupo armado del movimiento guerrillero M-19 tomó por asalto el edificio y mantuvo como rehenes a más de 300 personas. Durante el enfrentamiento con las autoridades, murieron más de 100 personas, entre ellas varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Pero lo que hace que este episodio sea aún más doloroso es el hecho de que aún hoy en día, muchas de las víctimas y sus familias siguen buscando respuestas y justicia. ¿Por qué? Porque muchos de los archivos y documentos relacionados con el caso desaparecieron misteriosamente, lo que ha llevado a muchos a sospechar de la complicidad de altos funcionarios del gobierno y del Ejército.
Es difícil comprender cómo un país puede avanzar si no se hace justicia por los crímenes del pasado. Pero nosotros, como cristianos, sabemos que la justicia no es solo una responsabilidad del gobierno, sino también nuestra. En la Biblia, se nos enseña que debemos amar la justicia y buscarla en todas nuestras acciones:
«Justicia y derecho son el fundamento de tu trono; amor y fidelidad van delante de ti.» – Salmos 89:14
Por eso, hoy quiero animarlos a orar por todas las víctimas del asalto al Palacio de Justicia, así como por sus familias. Oremos para que las autoridades encuentren los archivos perdidos y puedan hacer justicia. Y oremos también por nuestro propio país, para que siempre buscamos la verdad y la justicia en todas nuestras acciones.
¡Que Dios los bendiga!
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Sed de justicia y disputas políticas detonan la toma del Palacio de Justicia.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero hablarles sobre un triste acontecimiento que ocurrió hace algunos años en nuestra amada Colombia. La sed de justicia y las disputas políticas detonaron la toma del Palacio de Justicia, un lugar sagrado donde se busca la verdad y la justicia divina.
El 6 de noviembre de 1985, un grupo de guerrilleros del M-19 armados ingresaron al Palacio de Justicia en Bogotá, tomando como rehenes a los jueces, magistrados y empleados que allí se encontraban. La situación se volvió tensa y violenta, con intercambio de disparos y explosiones que causaron la muerte de varias personas inocentes.
Como cristianos, debemos recordar que la justicia es uno de los valores más importantes que nos enseñó nuestro Señor Jesucristo. Él nos enseñó a amar al prójimo como a nosotros mismos y a buscar siempre la verdad y la justicia. Por eso, es triste ver cómo la sed de poder y la falta de diálogo pueden llevar a la violencia y al caos.
Es importante que como sociedad aprendamos a dialogar y a buscar soluciones pacíficas a nuestros conflictos. Que la sed de justicia no nos lleve a la violencia y al odio, sino que nos lleve a unirnos como hermanos y hermanas en Cristo y a buscar la verdad y la justicia divina.
Oremos por las víctimas de esta tragedia y por aquellos que aún buscan la verdad y la justicia. Que Dios nos de la sabiduría y la paz para construir un mundo mejor y más justo para todos.
La toma del Palacio de Justicia: un trágico episodio que marcó la historia.
¡Hermanos y hermanas en Cristo, escuchad esta historia de dolor y sufrimiento que marcó para siempre la historia de nuestro amado país! La toma del Palacio de Justicia en Bogotá fue un trágico episodio que dejó una huella imborrable en el corazón de los colombianos.
El 6 de noviembre de 1985, un grupo de guerrilleros del M-19 irrumpió en el Palacio de Justicia con el objetivo de hacer una declaración pública sobre la situación del país. Lo que comenzó como una protesta pacífica, pronto se convirtió en una pesadilla para los que estaban dentro del edificio.
Los guerrilleros tomaron como rehenes a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y a los empleados del Palacio. La tensión fue en aumento cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a rodear el edificio y a intentar recuperarlo por la fuerza.
Lo que siguió fue una batalla campal que duró dos días. Hubo disparos, explosiones, incendios y muertes. Los rehenes fueron ejecutados o murieron en la refriega. El edificio quedó reducido a cenizas y escombros.
La toma del Palacio de Justicia fue una tragedia que conmovió al país. Fueron días de dolor, de luto y de incertidumbre. Muchas familias perdieron a sus seres queridos y la justicia quedó en entredicho.
Pero en medio de tanta oscuridad, hay una luz que brilla con fuerza: la fe en Dios. Como cristianos, sabemos que Él es nuestro refugio y nuestra fortaleza en tiempos de angustia. Él está siempre con nosotros, incluso en los momentos más difíciles.
Por eso, hoy nos postramos ante el Señor para pedirle que derrame su amor y su gracia sobre todos aquellos que sufrieron en la toma del Palacio de Justicia. Pedimos que dé consuelo y paz a los corazones que aún lloran a sus seres queridos. Y pedimos que nos guíe para que nunca más se repita una tragedia como esta en nuestro país.
¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!
Fuego, balas y secretos: la historia detrás del asalto al Palacio de Justicia.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la historia detrás del trágico asalto al Palacio de Justicia en Bogotá, Colombia en noviembre de 1985. Una historia de fuego, balas y secretos que dejó un profundo dolor en los corazones de muchos.
El 6 de noviembre de 1985, un grupo de guerrilleros del M-19 tomó por asalto el Palacio de Justicia en Bogotá. Los hombres armados irrumpieron en el edificio con la intención de llamar la atención del gobierno y hacer demandas políticas extremas.
Lo que siguió fue una batalla sangrienta entre los guerrilleros y las fuerzas de seguridad. Durante los siguientes dos días, el edificio fue envuelto en fuego y balas. Los rehenes fueron tomados y liberados en momentos diferentes, mientras que muchos otros perdieron la vida. El resultado final fue la muerte de 98 personas, incluyendo 11 jueces de la Corte Suprema de Justicia.
Pero lo que la mayoría de la gente no sabe es que detrás de este trágico evento, hubo muchos secretos. Muchos creen que la toma del Palacio de Justicia fue en realidad una operación encubierta llevada a cabo por el gobierno colombiano para encubrir el asesinato de uno de los líderes políticos de la época. La verdad detrás de este asalto sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.
Como cristianos, es nuestro deber recordar a las víctimas de este trágico evento y orar por sus familias y amigos. También debemos orar por la verdad y la justicia, para que nunca más tengamos que enfrentar un evento tan doloroso y traumático en nuestro país.
Recordemos que Dios es un Dios de amor y justicia, y que Él siempre está con nosotros, incluso en los momentos más oscuros y difíciles. Que su luz brille sobre nosotros y nos guíe hacia un futuro mejor.
¡No olvides las consecuencias de la toma del Palacio de Justicia!
Es importante recordar los hechos que marcaron la historia de nuestro país y que dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva. La toma del Palacio de Justicia en 1985 fue un suceso que conmocionó a todo el mundo y que dejó una gran cantidad de víctimas y heridas abiertas.
Las consecuencias de este trágico episodio fueron muchas y diversas, desde la pérdida de vidas humanas hasta la violación de los derechos humanos y la falta de justicia para las víctimas y sus familias. Sin embargo, es importante seguir hablando de este tema para evitar que se repitan hechos similares en el futuro.
En conclusión, la toma del Palacio de Justicia es un recordatorio de la importancia de proteger los valores democráticos y los derechos humanos, y de la necesidad de trabajar juntos para construir un futuro más justo y equitativo para todos.

Desde que tengo memoria me ha fascinado la historia y tradición de esta hermandad, sus costumbres antiguas y la promesa de compartir una experiencia comunitaria incomparable.
A medida que me fui adentrando más en su cultura, me di cuenta de que la hermandad va mucho más allá de los eventos, de los actos de caballerosidad y producciones cívicas. Después de todos estos años, ahora sé que la hermandad se trata de un sentimiento de trabajo y unidad compartidos.