¡Gloria a Dios! Soy un devoto cristiano y me siento profundamente bendecido por la oportunidad de compartir mi fe en este espacio. Hoy quiero hablarles sobre un tema que ha sido objeto de debate y reflexión en el ámbito religioso: ¿Qué le gritaban a Jesús en la cruz? Seguramente, muchos de ustedes han escuchado o leído algunas de las frases que se le atribuyen a los que presenciaron la crucifixión de Jesús, pero ¿qué hay de cierto en ellas? En los siguientes párrafos, profundizaremos en este tema y exploraremos las diferentes teorías que existen al respecto.
Para empezar, es importante destacar que la crucifixión de Jesús fue un acontecimiento histórico que tuvo lugar en la ciudad de Jerusalén durante el siglo I d.C. Según los relatos bíblicos, Jesús fue condenado a muerte por las autoridades romanas y crucificado junto a otros dos criminales. Durante su agonía en la cruz, Jesús pronunció varias frases que se han convertido en símbolos de su sacrificio y amor por la humanidad, como «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen», «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» y «En tus manos encomiendo mi espíritu».
Sin embargo, también se dice que los que estaban presentes en la crucifixión de Jesús le gritaron insultos y burlas. Algunos de los más comunes son «¡Si eres el Hijo de Dios, bájate de la cruz!», «¡Salva a los demás y sálvate a ti mismo!» y «¡Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo!». Estas frases se pueden encontrar en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, pero ¿qué significan realmente?
Hay varias teorías al respecto. Algunos creen que estas frases fueron dichas por los líderes religiosos y políticos que querían desacreditar a Jesús y mostrar que no era el Mesías prometido. Otros creen que fueron dichas por la multitud que se había reunido para presenciar la crucifixión y que, en su ignorancia, no entendían el verdadero significado del sacrificio de Jesús. También se ha sugerido que estas frases fueron añadidas más tarde por los escritores de los evangelios para enfatizar la divinidad y el sufrimiento de Jesús.
Como cristianos, debemos recordar siempre el sacrificio que Jesús hizo por nosotros y seguir su ejemplo de amor y servicio hacia los demás. Que Dios los bendiga.
Golpes, burlas y gritos: la cruel tortura que Jesús soportó valientemente».
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
¡Qué doloroso es recordar la tortura que nuestro amado Jesús soportó por nosotros! Fue golpeado, burlado y gritado por aquellos que no creían en él. Pero Jesús no se rindió, no se quebró, no renunció a su fe en Dios.
Imaginen por un momento: Jesús fue arrestado en el jardín de Getsemaní, llevado ante el Sanedrín y condenado a muerte por blasfemia. Fue entonces entregado a los romanos, quienes lo azotaron brutalmente. Los soldados le pusieron una corona de espinas en la cabeza, lo vistieron con un manto de púrpura y lo golpearon en la cabeza con una caña. Lo escupieron, lo insultaron y se burlaron de él, diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!».
Pero Jesús no se quebró. Valientemente soportó la tortura y el sufrimiento por nosotros, por nuestra salvación. Fue llevado a la cruz, donde murió por nuestros pecados. Pero su muerte no fue en vano: a través de su sacrificio, nosotros podemos ser salvados y tener vida eterna.
Entonces, hermanos y hermanas, recordemos siempre la valentía y la fortaleza de nuestro Señor Jesús. Recordemos el sacrificio que hizo por nosotros y tratemos de seguir su ejemplo en nuestras propias vidas. Que Dios bendiga a cada uno de ustedes.
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La burla más cruel: ¿Rey de los judíos? ¡Más bien, el tonto clavado!
Como devoto cristiano, me duele el corazón al recordar la burla más cruel que sufrió nuestro amado Salvador Jesucristo. Fue acusado de ser el Rey de los judíos y condenado a muerte en la cruz, pero en lugar de mostrarle respeto y compasión, los soldados romanos se burlaron de Él y lo humillaron de la manera más despiadada.
Lo escarnecieron, lo vistieron con un manto de púrpura y le colocaron una corona de espinas en la cabeza, causándole un dolor inimaginable. Pero eso no fue suficiente para ellos, querían seguir burlándose de Él y lo llevaron ante la multitud, gritando: «¡Salve, Rey de los judíos!».
Los judíos, al oír esto, se enfurecieron aún más y lo insultaron, diciendo: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Los soldados, en vez de mostrar compasión, lo azotaron y lo golpearon sin piedad, haciendo que su cuerpo sangrara y sufriera aún más.
Pero la burla más cruel fue cuando lo clavaron en la cruz. Los soldados se mofaron de Él, diciendo: «Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Incluso uno de los criminales que estaba siendo crucificado junto a Él, lo insultó y lo burló.
¡Qué dolor debió sentir Jesús en ese momento! Pero a pesar de todo, Él nos amó hasta el final y ofreció su vida por nosotros. Su sacrificio en la cruz nos dio la oportunidad de ser salvados y de tener vida eterna.
Como cristianos, debemos recordar siempre la burla más cruel que sufrió nuestro Salvador y el amor incondicional que nos demostró. Debemos seguir su ejemplo y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, sin importar lo que nos hagan o digan.
Soldados torturaron a Jesús en la cruz, sufriendo por toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero contarles sobre uno de los momentos más dolorosos e impactantes en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Los soldados romanos lo torturaron en la cruz, infligiéndole un dolor inimaginable y sufriendo por toda la humanidad.
Imaginen por un momento la escena, a Jesús colgado en la cruz, clavado en las manos y los pies, rodeado por soldados romanos que se burlan y se ríen de él. Pero en medio de todo ese dolor y sufrimiento, Jesús no perdió su fe ni su amor por nosotros. Él sabía que su sacrificio era necesario para salvarnos de nuestros pecados y darnos la oportunidad de tener vida eterna en el reino de Dios.
El sufrimiento de Jesús en la cruz es un recordatorio para nosotros de cuánto nos ama nuestro Señor. Él estuvo dispuesto a soportar todo ese dolor y sufrimiento para que pudiéramos tener la oportunidad de ser salvados y vivir en la presencia de Dios.
Así que hoy, mientras recordamos el sufrimiento de Jesús en la cruz, debemos estar agradecidos y humildes por todo lo que hizo por nosotros. Debemos amarlo y servirlo con todo nuestro corazón, alma y mente, y buscar siempre su voluntad en todo lo que hacemos.
Que Dios los bendiga a todos y que siempre recordemos el sacrificio de Jesús en la cruz.
El lugar donde la justicia humana golpeó al Salvador del mundo.
Como devoto cristiano, es para mí un honor hablar del lugar donde la justicia humana golpeó al Salvador del mundo. Este lugar es nada más y nada menos que el monte del Calvario, también conocido como Gólgota.
En este sitio histórico se llevó a cabo la crucifixión de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, quien vino al mundo para salvarnos del pecado y la muerte eterna. Fue aquí donde la justicia humana lo condenó a muerte, pero su amor y su sacrificio nos dieron la vida eterna.
En el monte del Calvario, Jesús fue clavado en la cruz y sufrió una muerte agonizante por nuestros pecados. Fue aquí donde su sangre fue derramada por nosotros, para que pudiéramos ser perdonados y reconciliados con Dios.
El monte del Calvario es un lugar sagrado y reverenciado por los cristianos de todo el mundo. Es un lugar donde podemos recordar el sacrificio de Jesús por nosotros y renovar nuestro compromiso de seguir sus enseñanzas y de llevar su amor a los demás.
En el monte del Calvario, la justicia humana intentó derrotar a nuestro Salvador, pero su amor y su poder fueron más fuertes. Fue aquí donde la justicia divina triunfó sobre la justicia humana y se abrieron las puertas del cielo para todos aquellos que creen en él.
Por eso, como devoto cristiano, siempre recordaré con gratitud y asombro el lugar donde la justicia humana golpeó al Salvador del mundo, porque allí encontré la esperanza y la vida eterna.
Esperamos que este artículo te haya proporcionado una perspectiva más amplia y clara sobre lo que le gritaban a Jesús en la cruz. Ahora es momento de seguir explorando y profundizando en las enseñanzas y mensajes que nos dejó este gran maestro de la vida. ¡Hasta pronto!

Desde que tengo memoria me ha fascinado la historia y tradición de esta hermandad, sus costumbres antiguas y la promesa de compartir una experiencia comunitaria incomparable.
A medida que me fui adentrando más en su cultura, me di cuenta de que la hermandad va mucho más allá de los eventos, de los actos de caballerosidad y producciones cívicas. Después de todos estos años, ahora sé que la hermandad se trata de un sentimiento de trabajo y unidad compartidos.